¿Aficionado o profesional?

Independientemente de la industria, la disciplina funcional o el rol, la mayoría de nosotros preferimos que se nos considere como esto último. Pero, ¿qué es exactamente lo que distingue a los verdaderos profesionales y cómo se puede dar ese salto transformador de “aspirantes” a “verdaderos”?

El primer paso es comprender estas marcadas diferencias entre aficionados y profesionales:

Mejora continua

Mientras que los aficionados pueden dormirse en los laureles cuando logran algo, los profesionales nunca llegan a la meta. Se dan cuenta de que cualquier logro es sólo un trampolín en su camino de mejora continua.

Proceso

Tanto los aficionados como los profesionales tienen objetivos, pero los profesionales no se detienen ahí. Crean procesos y adoptan hábitos que garantizan que se mantengan encaminados en la consecución de un objetivo.

Consistencia

Los aficionados hacen su mejor trabajo cuando están motivados. Los profesionales se presentan todos los días, siguen un horario y hacen su mejor trabajo incluso cuando no les apetece. La mayoría de nosotros somos inconsistentes cuando se trata de perseguir nuestras metas, dejando que la vida se interponga en nuestro camino; Los profesionales saben lo que es importante para ellos y trabajan para lograrlo con un propósito.

Acción

Los aficionados esperan claridad (de su propósito y de lo que son); los profesionales toman medidas. Los verdaderos profesionales saben que la claridad a menudo solo viene a través de la acción, y que a veces deben abrirse camino hacia el profesionalismo.

Tolerancia al fracaso

Los aficionados temen el fracaso, mientras que los profesionales lo anhelan. Los profesionales ven los fracasos como lo que son: reveses temporales, de los cuales pueden aprender y crecer. Y a diferencia de los aficionados, los profesionales no internalizan el fracaso. Se dan cuenta de que los errores son un subproducto necesario y valioso de superar los límites de sus capacidades y asumir riesgos calculados.

Responsabilidad

Los aficionados prefieren los comités y la toma de decisiones en grupo, para que la culpa no recaiga sobre ellos cuando algo sale mal. Los profesionales se sienten cómodos tomando decisiones como individuos y se responsabilizan de obtener resultados.

Utilidad del conflicto

Los aficionados ven los desacuerdos como amenazas, mientras que los profesionales saben que los conflictos constructivos brindan importantes oportunidades para aprender y tomar decisiones comerciales más inteligentes. En lugar de rehuir el conflicto, los profesionales lo abrazan, lo exploran y resuelven situaciones incómodas con respeto.

No importa en qué etapa de su carrera profesional se encuentre, siempre hay siempre Espacio para crecer como profesional. Tómese el tiempo para considerar estas importantes distinciones y descubrirá formas de lograr grandes avances en su desarrollo profesional.

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